Cuando llegamos a fin de mes, es normal que la plata simplemente “desaparezca mágicamente”. El cine, el restaurant, la salida del fin de semana, ese libro, esa remera, la cuota del celular o el reloj, sin pequeños gastos que nos van drenando la capacidad de ahorro de todos los meses.
Llevar la cuenta de los gastos no es una tarea fácil ni mucho menos agradable, pero es absolutamente necesaria si buscamos generar una cultura del ahorro sostenida en el tiempo y poder ahorrar para luego invertir o realizar un gasto mayor. Es importante llevar un control de gastos que nos permita vislumbrar todos los “pases mágicos” que hacen que gastemos dinero mes a mes sin darnos cuenta.
Elaborando un plan financiero.
Teniendo en cuenta los ingresos que poseemos todos los meses, independientemente de dónde provengan, comenzaremos a armar nuestro plan financiero. No es necesario que este incluya una gran cantidad de datos ni ser unos expertos, simplemente debe incluir los siguientes elementos:
Ingresos – Egresos – Fecha – Motivo
Estos cuatro elementos nos permitirán ver, a simple vista, cuáles son los gastos que hemos realizado en el transcurso del mes. Para completarnos, debemos hacernos un lugar cada dos o tres días y llenar con los gastos que hemos realizado los casilleros vacíos. A fin de mes, realizaremos un balance para ver en qué cantidad de cosas insignificantes se ha ido nuestro dinero.
Consejos extra.
Los gurúes del dinero comentan que al menos un 10 por ciento de nuestros ingresos deben dedicarse al ahorro. Esto es, todos los meses, al cobrar el sueldo y antes de hacer otra cosa con el dinero que cobramos, debemos separar este 10 por ciento y ponerlo en una cuenta de ahorro o plazo fijo. Esto permitirá comenzar a generar el hábito del ahorro y la inversión, el cual, como ya sabemos, es la base de la fortuna.
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